​Quiero presentarme como Pablo, profesor por vocación y educador ante todo. Licenciado en Educación Física, Entrenador de fútbol Nivel III y funcionario de carrera. Un apasionado de su trabajo que tiene el sueño de transformar la educación y una persona muy feliz que de mayor quiere seguir siéndolo.

 

Llamo a mis alum@s, mis niñ@s, porque en nuestro curso juntos, no son sólo nombres en mi lista de clase sino que se convierten en parte de mi vida. Personas a las que quiero enseñar y personas de las que quiero aprender.

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En todo grupo humano todos nos comportamos como seres emocionales que nos movemos por sentimientos, por emociones, por intereses, por relaciones y por afectos. Soy de los que piensa que lo que distingue a un trabajador de otro, no es tanto su cualificación técnica sino su capacidad empática, su competencia en la negociación, su capacidad de resolución de conflictos, su comprensión de los sentimientos propios y ajenos, y en definitiva, su control de las emociones.

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Por eso creo que necesitamos "profes" que vayan "chutados" de motivación a sus clases, que apasionen a "sus clientes", que sean alegres, que sonrían.  que sean profesionales, asertivos, competentes, entusiastas y trabajadores,  y que se emociónen y emocionen a sus alumn@s. Como dice Victor Kuppers "los conocimientos y habilidades de una persona suman pero las actitudes multiplican". Los buenos profes se diferencian de los normales por su actitud, por su sentido del humor, por su vocación de servicio, por su ilusión y por su manera de sentir.

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Y es que para conseguir transformar la educación hemos de aprender a "jugar" a emocionarnos, pues "educar la mente sin educar el corazón, no es  educar en absoluto" (Aristóteles)